Pinares de Puyai nació como un proyecto pionero y valiente cuando la inversión inmobiliaria estaba en sus niveles más bajos debido a la pandemia. Con recursos limitados y materiales escasos, logró dar respuesta a una necesidad latente para entonces: salir de la ciudad y asentarse en la playa junto a la familia, pero disfrutando de un entorno seguro y acondicionado para hacer home office.
“Nos enfrentamos a un proyecto con desafíos en 3 áreas matrices: innovar en la construcción de los edificios, implementar una propuesta de valor bajo el concepto de ‘centro vacacional’ y ofrecer un espacio de trabajo funcional para quienes buscaban trasladarse a vivir en la playa”, explica Nicolás Iribarren, director del Grupo Prohabit.
El proyecto fue construido a 400 metros de la playa Punta Puyai. Por eso fue importante considerar desde el inicio la ocurrencia de tsunamis como escenario probable y de ahí responder al primer desafío de construcción, previa autorización de la Municipalidad de Papudo.
“Hacer los edificios habitables desde el segundo piso, se convirtió en una atractiva propuesta arquitectónica y efectiva a nivel funcional. Esto, porque además de garantizar protocolos de seguridad, el primer piso de cada edificio quedó disponible para acondicionar salas de cowork con internet, iluminación y cómodos asientos para complementar esta nueva forma de trabajo online”, agrega Irribarren.
Hacer viable este proyecto -pese a estar en la tercera línea de la playa- motivó al equipo a trabajar en un antiguo pero conocido concepto, el de “centro vacacional”. Es decir, una apuesta inmobiliaria donde además de departamentos, se incluyó un mini club deportivo con salas de juego, salones de uso múltiple, cancha de pádel y piscinas para disfrutar y generar comunidad.
Según advierte Patricio Huidobro, gerente técnico de Grupo Prohabit, “la vista al mar es un factor crítico de compra, por eso tomamos la iniciativa de crear entornos atractivos a su alrededor. Se trabajó un paisajismo más elaborado, incluyendo piscinas, toboganes y un quincho común para las comunidades de cada edificio”.
En esta misma línea, en el interior de cada departamento se unió la cocina y el living, obteniendo un espacio más amplio. Adicionalmente, se incluyó un baño con dos usos: visitas y familiar. Es decir, de un departamento tradicional de 3D 1B, al agregar un lavamanos obtuvimos casi dos baños (en un lado, un lavamanos + tina y al otro lado, un lavamanos + WC). Esto entrega la facilidad de mantener libre el WC aún cuando se esté ocupando la tina.
Junto a Baumax -startup dedicada a la construcción robotizada, sostenible y de impresión 3D en hormigón, única en América Latina- Grupo Prohabit logró estandarizar sus procesos de edificación a partir de un efectivo aprendizaje interno.
Esto nos permitió reducir plazos de construcción desde los 16 meses promedio a 13 meses, satisfaciendo la demanda del mercado en pandemia…
Huidobro.
Por todo lo anterior, las unidades tuvieron un plazo de venta récord. Pinares I se vendió en un plazo de 6 meses, mientras que Pinares II en 8 meses. El tercer edificio aún se encuentra en etapa de venta
Gracias a este proyecto de innovación, Prohabit ha logrado posicionarse con una propuesta de valor desde la colaboración creativa donde gerentes, arquitectos, constructora y posventa, fueron parte activa de su diseño y edificación.
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